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  • Foto del escritorJosé Ignacio Delgado

Calle de la Platería (Valladolid)

Vestigio vivo del urbanismo renacentista.


El casco histórico de Valladolid, tan maltratado por un urbanismo depredador y poco sensible a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, mantiene por fortuna algunas trazas que nos permiten atisbar la belleza que debió alcanzar en épocas pretéritas. Tal es el caso de la calle de la Platería, llamada así por razones obvias puesto que albergaba numerosos talleres, abiertos al público, dedicados a la orfebrería. Fue precisamente en uno de ellos donde se originó el terrible incendio que en 1561 redujo a cenizas buena parte de la ciudad vieja, incluyendo el resto de calles y plazas adyacentes donde se agrupaban todos los gremios artesanos. Ante la magnitud de la catástrofe Felipe II ordenó su reconstrucción completa siguiendo el modelo renacentista (inspirado a su vez en el tratado del romano Marco Vitruvio), imperante en la época. Gracias a ello Valladolid se convirtió en ejemplo a seguir de armonía y racionalidad urbanística con fuerte influencia en otras ciudades de Europa y América, identificándose con un estilo sobrio y equilibrado que llegó a ser característico durante el reinado de los Austria. La imagen, tomada desde el extremo norte (Plaza del Ochavo) muestra al fondo el final de la calle, donde se levanta la iglesia de Nuestra Señora de la Vera Cruz. Allí nacen una serie de pequeñas callejuelas (Guadamacileros, Rúa Oscura...) por donde es ciertamente agradable perderse en un tranquilo paseo.


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