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  • Foto del escritorLaura Preminger

Recogiendo Nueces



Soy Laura Preminger, profesional autónoma e influencer de mí misma.

Estudié Arte Dramático y Leyes, una combinación exótica.

Aunque nací lejos, me fascina España y su cultura.

Me gusta disfrutar de la vida, buscar nuevos restaurantes, arreglarme para salir.

Buena conversadora con un Martini en la mano.

Amo la moda y el cine clásico.

No rehuyo el debate político, aunque enseguida me canso.

Me fascina leer el ¡Hola! mientras me hacen las mechas.

Reivindico la frivolidad como estrategia de supervivencia.

Cada semana sacudo el árbol y recojo algunas nueces...


 


La semana bien, gracias...



Tratamiento integral en el Spa del Wellington (el verano ya está aquí y debo ir pensando en la temporada de esquí). Tras la sesión de carboxiterapia, un Bloody Mary y el ¡Hola!. Así me entero del enlace de la princesa Mafalda (ji-ji...) de Bulgaria con el financiero libanés Marc Abousleiman. Ella (seamos serios: Mafalda Sajonia-Coburgo-Gotha), ideal con un vestido 'vintage' de Valentino que había llevado Rosario Nadal (su madre) en su propia boda. Reconforta saber que los royals están a la vanguardia de la sostenibilidad y el reciclaje. Entre los invitados, la princesa de Noruega Mette-Marit (ji, ji, ji...), los reyes de Bulgaria, Alia de Jordania y las infantas Elena y Cristina de ¿Suiza, Mónaco, Andorra...?. El cuché enfatiza que Kalina de Bulgaria y Kitín Muñoz (ji...) no fueron invitados... . No obstante el menú, según hemos podido saber, estuvo a la altura del enlace.



Sigo con el agotador tratamiento. En la sauna, YouTube me informa de que María Teresa Campos ('matusalesa' creo escuchar a un tertuliano no sé si con malicia o, más probable, por algún defecto en la dicción) confiesa haber fumado un porro mientras entrevistaba a Sabina -nota: averiguar en qué siglo-. Un escalofrío recorre mi cuerpo, y no es porque acabe de pasar al baño frío: si ya es duro enterarse de que los reyes no son los padres (interprétese desde las numerosas perspectivas que abre la teoría del multiverso), mi sentimiento frente a esta noticia es de completa devastación. ¿Qué pensaría Jesús (Hermida) del desenfreno de María, su discípula predilecta? Señor, Señor...



Dicen que hace tiempo están entre nosotros. Avanzados de una especie alienígena que maneja entre bambalinas el terrestre cotarro* (*figura literaria: aliteración). En Internet abundan las pruebas. Me demoro en el asunto mientras me dejo hacer un shiatsu. Joe Biden, Elon Musk, Putin, Obama, la reina de Inglaterra, Paul McCartney, Pedro Piqueras (vale, este lo añado yo motu proprio)... Al parecer, son muy influyentes y tienen un plan. ¿Os acordáis de "V", ochenteros? Algunos tutoriales de YouTube sugieren que para detectarlos, debemos fijarnos mucho en los ojos: a veces un doble parpadeo revela su verdadera naturaleza. Decido probar la técnica con el musculoso fisio que se afana con mi cuerpo. La cosa acaba en un pequeño malentendido que luego resolveré con un recargo en la factura del Spa.



Cena de gala en el Palacio Real para agasajar al Emir de Catar, Tamim bin Hamad Al Thani, y su esposa tercera la jequesa Jawaher. España seguramente tiene los reyes más guapos del mundo (a chincharse, Rufián): de Felipe nada puedo añadir que no se haya dicho ya, salvo que me sigue admirando el perfecto diseño de su barba y el porte con que lleva igualmente uniforme militar y frac. Para la ocasión y como es preceptivo optó por este último, sobre el que destacaba la Orden del Toisón de Oro (para generaciones posteriores a EGB aclararé que el Toisón no hace referencia a un cómic de Tintín -que tampoco les sonará-, sino que es una de las más antiguas y prestigiosas condecoraciones de Europa). Por su parte Leticia, cada vez más en forma, lució un diseño de Gabriel Lage, con escote barco, mangas acampanadas y falda evasé, base de tul e hilos formando dibujos arabescos, en color champagne rosado iluminado con imprimé laminado platino y bordado en cristales. Los pendientes de brillantes, espectaculares, regalo de los cataríes. Admirando el boato del evento y el esplendor de la concurrencia, una está por olvidar que acaba de dejarse 120 napos en llenar el depósito de gasolina, o que recién ha pagado el importe de una factura de la luz que hasta hace poco hubiera equivalido a la de la iluminación de un estadio. Y hablando de iluminados, Grazie Antonio también estaba por allí, algo incómodo por no ser el centro de atención, junto a la créme de la créme de la sociedad ibérica: banqueros, jueces, periodistas de postín, empresarios top, Ayuso... El menú, elaborado por el michelín Ramón Freixa, incluía espárragos blancos y verdes con tartar de ventresca, mero con arroz meloso, cerezas, queso fresco y pimienta de Sichuan (¡!) De bebida, y por respeto a los invitados, zumos y agüita (¡y luego dirán algunos que la vida de los royals es fácil!) La Banda Real amenizó el acto con versiones, entre otros, de Abba, Bee Gees, Frank Sinatra y Village People (este repertorio sugiere que alguno de los músicos podría haber llevado petacas camufladas en los estuches de los instrumentos). El Emir recibió el Collar de Isabel la Católica, y su esposa (tercera) la Gran Cruz de la misma orden. Acaso por no 'quedarse corto', el rey añadió al lote una camiseta de la selección española de fútbol (por eso del Mundial catarí a final de año) y una réplica de las llaves del Palacio de El Pardo (¿?). Haciendo gala de su proverbial espontaneidad, Su Majestad se atrevió a leer parte de su discurso en árabe; Leticia observaba con fijeza. Catar es uno de los países más ricos del mundo y el segundo productor de gas: ojalá recuerde el Emir lo bien que le recibieron, ahora que Argelia ha roto el tratado amistad con España y nuestro suministro pende de un hilo. Pero no es cuestión de deprimirse pensando en el invierno del descontento (Shakespeare) que nos acecha... Mejor aplicar lo aprendido en las sesiones de mindfulness: ¡un martini, la coctelera bien a mano y a disfrutar del vídeo de la cena de los royals!






Chao chao!

L.





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